Desde que no estas

Hoy he vuelto, como todos los domingos desde que te marchaste, a la calle aquella donde nos conocimos.  Me he sentado en la banqueta donde me regalaste el primer beso y aunque no quería pensarte, tu sonrisa traviesa invadió mis recuerdos quisquillosamente. 

Caminé hasta la puerta de la capilla, aquella donde nunca llegaste, aquella donde te esperé tres días. Ha vuelto a llover, así como llovía cuando estabas, así como ha llovido desde que no estás. Por mucho que lo quiera, el mundo no deja de girar.

Se revolvieron mis ganas de escucharte con la rabia de extrañarte, se conjugaron mis añoranzas con tu perfecta ausencia. Entonces me pregunté, como siempre me pregunto, por qué el amor aquel que jurabas con premura se desvaneció tan pronto y me dejó ésta soledad marchita aderezada con tu indiferencia. 

¡Ay delirio mío, amor de nadie! llegaste sin anunciarte y te marchaste de la misma manera, dejando que éste invierno tenaz invadiera nuestras presencias. ¡Ay mujer! me he internado en contra mi voluntad en tu olvido, como atrapado en un abismo, porque soy para ti el más mínimo grano de sal que se pierde en la piel del mar. 

17/12/2010
#ElTrovador    

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